"Renovando energías, luchas y con esperanza que otro mundo es posible”

Inicié este nuevo año desconectándome de todo; me fui de vacaciones a la selva central y fue una experiencia hermosa. Conectar con la tierra, la naturaleza, el agua fue lo más reparador. Hace un año tenía el propósito de volver a estas tierras y recorrer su hermoso Parque Nacional Yanachaga Chemillen y lo logré. Fue maravilloso caminar por este espacio natural; hice una caminata de casi 5 horas, donde recibí mucha energía de la Madre Naturaleza. Fue una experiencia que quiero volver a repetir, pero la próxima vez por un recorrido más largo.

Enero trajo consigo salud, trabajo, estabilidad económica, pero incertidumbre y miedo por todo lo que acontece día a día (inseguridad, violencia, injusticia) y una está expuesta a muchas situaciones. Hace no mucho me tocó vivir algo desagradable: me tocaron en el bus. Sí, sufrí de acoso sexual una vez más en el transporte público, y eso hace que cada día deteste a este sistema machista, patriarcal y violento.

También este mes sigo desarrollando mi voluntariado con el programa YAV de la iglesia presbiteriana en la institución AETE. Este mes me ha tocado acompañar en la parte técnica del curso “Pedagogía de la ternura”, y lo hago con mucho cariño, y porque además me entusiasma demasiado estar presente en esta clase por las profundas reflexiones y aprendizaje que me llevo de este espacio, además porque está un referente, un gran amigo y maestro dictando este curso, nuestro gran querido “Chito” o Alejandro Cussiánovich. Además de seguir asumiendo todas las tareas encomendadas referentes al área de comunicación de la institución.

A pesar de todas las circunstancias, me quedo con las cosas bonitas que he vivido y experimentado este mes, porque tengo esperanza y estoy convencida firmemente de que otro mundo es posible.



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